Has pensado alguna vez en tu identidad? ¿Qué es? ¿La has mirado reflexivamente?
«Nadie puede bañarse dos veces en el mismo río»
Igual que el río fluye, y cambia de manera constante, pasa algo parecido con nuestra identidad personal, es un proceso constructivo, no es estática ni coherente en sí misma; cada persona reacciona de manera creativa al resolver su vida, y al resolverse, elabora los contenidos asignados a partir de su experiencia, sus anhelos y sus deseos sobre sí misma.
Tenemos la necesidad de sentir que esa identidad nos proporcione una estabilidad y una seguridad. No obstante, hay veces que nuestra identidad no resulta armoniosa y continua, sino todo lo contrario, y de manera acentuada cuando pasamos por momentos de crisis personales, que dan lugar a esas crisis de identidad.
A veces también podemos darle el lujo de poder contradecirse, ahí es donde se forman las 1000 caras de una persona, y resulta gratificante saber que no sólo tenemos una manera de ver, de sentir, de anhelar, sino que estamos formados por contrastes, por complejidades y por elementos que riñen y se reconcilian a la vez.
Pero tranquilos, no desistáis, que, como en todo, siempre hay pequeños elementos sutiles de la identidad que son continuos. Como lo llamaba Erikson: La mismidad, es decir el sentido del ser uno mismo en este lugar y en este tiempo tal como en aquel lugar y tiempo pasados o futuros; tener la capacidad de ser uno independientemente de las circunstancias. ¿No es bonito saber que a pesar de todo seguimos siendo?
Pero lo dicho, para ello, tenemos que conocernos, conectar con nosotros, descubrirnos, aprendernos y sobre todo, dejarnos dar forma y rostro a nuestras mil caras de la identidad.